La educación ambiental es un tema extenso, que desde hace algunos años está tomando fuerza. Queremos abordar uno de los temas básicos con respecto a la educación ambiental y es el de la basura que generamos diariamente.
Vengo de un país en vías de desarrollo y aunque no justifico ciertos comportamientos, considero relativamente normal que haya falta de conciencia en muchos aspectos cotidianos como al botar cada desecho que generamos. Nos parece interesante este tema porque aunque estamos en el siglo de las nuevas tecnologías, educación y ha habido avances científicos significativos para manejo de residuos, es verídico que los avances con respecto al cuidado ambiental son peligrosamente lentos.
Me gustaría explicar más sobre “peligrosamente lentos” y para eso cuento con mi abuelo quien me ayudará a hacer un análisis y me contará como ha visto el proceso de tirar la basura con el paso del tiempo. Esto más adelante.
Nota importante: Antes de hacer evaluaciones de sistemas de recolección de basuras la idea es hablar de nuestra conciencia en el diario vivir.
Mi abuelo ha vivido toda la vida en Colombia, yo he vivido en Colombia y Alemania y he visto un poco del sistema de basuras en Suecia al estar un tiempo en ese país. Haciendo comparación entre los tres países puedo decir que existe claramente una conciencia más fuerte en Suecia que en Alemania, aunque en Alemania el sistema funciona relativamente bien, no he notado que exista una conciencia fuerte. Colombia es un país de diversidad cultural y aunque ha empezado en este camino, la conciencia está muy cruda.
Experiencia Internacional:
Vivo en Alemania hace tres años y los dos primeros años viví en un dormitorio estudiantil con personas de varias nacionalidades. Siempre he tenido una obsesión con botar la basura clasificada, y en Colombia tuve la ventaja de vivir en un conjunto residencial en el que se clasificaban tres tipos de basura. Al llegar a Alemania tuve gran curiosidad de ver como los estudiantes manejaban el asunto de la basura. He vivido compartiendo cocina y baños con estudiantes de diferentes países, como: India, Japón, China, Turquía, Grecia, España y por supuesto Alemania. Hubo inconvenientes con mis compañeros de piso por el tema de la basura, y en el fondo pensaba que era normal que sucediera (hablo de hombres y mujeres), sencillamente porque era gente joven o por su nación. No quiero hacer énfasis en juzgar tendencias por nacionalidades, pero si debo escribir que me causó mucha curiosidad darme cuenta que los jóvenes alemanes no tienen una conciencia tan fuerte en este tema como lo pensaba.
Y este es el verdadero problema!!! porque aunque exista un sistema que funcione, funciona generalmente porque hay un castigo o una compensación: Si usted “se porta bien” y bota los desechos como debe, no se le cobrarán multas.
¿Qué más castigo que la Tierra sin recursos? ¿Qué más compensación que una Tierra habitable? Sin embargo esto es un problema de educación desde la infancia… educar sobre los recursos de la Tierra de forma intensiva, como un lenguaje, una forma de vida! Y por lo visto una generación antes que la mía, es decir jóvenes de 20 años tampoco tienen esta conciencia en su diario vivir. Lo comprobé una y otra vez con los alemanes: para un joven lo importante es deshacerse de la basura; tal como pasaba hace 70 años:
La basura cuando mi abuelo era niño…
“El asunto de las basuras, o deshechos, producto de la actividad humana, siempre ha sido un problema dentro de la sociedad o agrupación de gentes. Yo recuerdo de mi infancia que uno de los aspectos más importantes era el aseo y por ende la recolección y el manejo de las basuras que por un proceso natural y necesario se producen en un hogar, socialmente promedio sin grandes necesidades pero sin faltantes en su diario acontecer.
Así funcionaba la recolección en viviendas de clase media
Puedo hablar de lo que sucedía a nivel de una clase social de clase media, no puedo decir nada de lo que acontecía en nivel más bajo, supongo que sería muy difícil de describir ese diario afán, o un nivel más alto que tampoco conozco, difícil de describir por obvias razones. En mi casa el aseo y las basuras eran motivo de tratamiento especial, del aseo no hablaré pues este no es el tema de hoy, entonces el asunto son la basuras.
Toda casa contaba con una caneca de lámina de metal con su respectiva tapa, de tamaño variable según las necesidades de cada cual, podían ser de 0,60 m. de alto, por 0,40m de diámetro, o más pequeñas; había casas que utilizaban dos o tres canecas porque eran hogares numerosos y lógicamente los deshechos aumentaban. Las canecas se marcaban con la dirección de la casa a la que pertenecían, más adelante sabremos por qué, y se sacaban al borde del andén tres veces por semana para que fueran recogidas, más o menos en forma “ordenada”. La recolección la efectuaba un camión regularmente adaptado para tal servicio, acompañado por tres operarios encargados de levantar las canecas y lanzarlas al camión, donde las recibía otro operario y la vaciaba en el fondo del camión. Esta era una operación bastante elemental como podrá apreciarse, por lo que las canecas quedaban, la mayoría de las veces, muy lejos de sus respectivas casas, de ahí la necesidad de marcarlas en forma clara; después venía el retorno de las canecas a sus respectivas direcciones, labor que efectuaban las “empleadas del servicio doméstico”; no sobra decir que las consecuencias de la “recolección” quedaban en la calle, pues muchas de las canecas sufrían las consecuencias del maltrato y estaban rotas, dejando tras del camión recolector un poco de los desperdicios que deberían recolectar; uno de los desperdicios más incómodos y que con mayor frecuencia se regaba era la ceniza proveniente de las estufas de carbón que existían en todos los hogares.
Después, al cabo de uno o dos días llegaban los “barrenderos” a recoger lo que quedaba de la “recolección de basuras”. Este muy remoto recuerdo es como yo apreciaba el proceso de recolección de los desperdicios en donde vivía.
En cuanto al tratamiento de las basuras…
Las basuras en ese tiempo no tenían un tratamiento especial, como el de ahora, que aunque incompleto es más lógico y seguro por espacio y comodidad para la gente. En ese entonces muy pocas personas, que no fueran los recogedores, conocían a donde iban a parar esos desechos, que no tenían ninguna clasificación ni separación para su posible utilidad en las diferentes industrias o negocios.
Ahora, aquí en Bogotá, estamos aprendiendo a “reciclar” las basuras utilizando un talego plástico de distinto color para cada uno de los deshechos según su origen: plásticos, vidrios, papel, orgánicos, etc.; los deshechos médicos tienen un tratamiento especial y una entidad distinta los recoge. No sobra decir que esta nueva modalidad en Bogotá no ha tenido la suficiente ilustración para el público, lo que causará grandes molestias pues se están ofreciendo sanciones para quien no cumpla con la medida. En cuanto al destino de los desechos, el gobierno ha habilitado lugares donde se hace un “relleno” con estos productos. A grandes rasgos este es el procedimiento actual en Bogotá, como se podrá ver es un proceso elemental todavía.
He podido apreciar que muy poco ha cambiado el procedimiento. En algunas ciudades de los EE UU tiene uno tiene que llevar la basura a un contenedor donde se deposita la basura empacada en bolsas.”
Francisco Campuzano, Bogotá 11 de Oct. 2014